IVAN BAIGÚN
Politólogo, UBA, Juventud del PTS.
JOE ZAPATA
Ciencias Económicas, UBA, Juventud del PTS.
Número 42, abril-mayo 2018.
El proceso de la Reforma Universitaria argentina de 1918 no se da como un proceso aislado. Prontamente, se extiende a varios países del continente, como Chile, Uruguay, Perú, Cuba y México, donde en 1921 se realiza el Primer Congreso Internacional de Estudiantes.
El calor de una época sacudida por la crisis y la guerra entre potencias imperialistas y la influencia de las revoluciones mexicana de 1910 y rusa de 1917 representa el caldo de cultivo de un movimiento estudiantil que, de la mano del proceso de modernización de las ciudades e incorporación de nuevos sectores de clases medias a las universidades, es la base protagonista de los procesos de reformas abiertos en el período. De la mano, sobre todo, de la Revolución rusa también surgen alas izquierdas marxistas en estos movimientos. Dentro de estas se destacan Julio Antonio Mella, como dirigente estudiantil, y José Carlos Mariátegui, como intelectual marxista comprometido con la lucha por la reforma.
El inicio de la Reforma Universitaria en Perú es atravesado por el contexto nacional que se vive. Durante el año 1916, con la fundación de la Federación de Estudiantes del Perú se afianza el movimiento estudiantil y da pasos hacia la Reforma Universitaria a través de largas e históricas jornadas de lucha, que terminan por consolidarse en el año 1919 con la ley 4002 que representó la autonomía y extensión universitaria, el cogobierno, la libertad de cátedra, entre otros logros importantes que atacan la estratificación conservadora de las universidades. Es importante el rol que juega José Carlos Mariátegui –entonces director del diario La Razón– en el estallido del movimiento, dándole su decidido apoyo.
En Cuba, el movimiento de Reforma Universitaria tiene inicio en la década del 20 y es un reflejo de la inestabilidad económica, política y social de la realidad nacional [1]. A los rasgos arcaicos y de suma corrupción que prevalecen en la mayoría de las universidades prerreforma se le suma la extenuante penetración imperialista, materializada en la “Enmienda Platt”. Con Mella como uno de los principales impulsores se crea en 1922 la revista Alma Mater, y luego la Federación de Estudiantes Universitarios. Mediante estos organismos se impulsan las principales exigencias del movimiento reformista: la autonomía universitaria, la participación de los estudiantes en el gobierno, la participación estudiantil en la elaboración de los planes de estudio, entre otras reivindicaciones progresivas. Para 1923, estos reclamos motorizan la ocupación de la universidad y el llamado del gobierno de la casa de estudios a una asamblea universitaria con participación estudiantil. Ese es el punto de partida para la organización del Primer Congreso Nacional de Estudiantes.
Sus concepciones marxistas sobre la Universidad y el movimiento estudiantil
La caracterización de los problemas de la universidad y la educación en Mariátegui se sitúa como parte integrante de un análisis del conjunto de la realidad peruana. Mariátegui pone el acento sobre la situación de la enseñanza peruana en el legado de la colonia, en su sentido decadente, de atraso aristocrático y eclesiástico, pero lo hace en el marco de “una herencia económica y social”. El autor dice:
El privilegio de la educación persistía por la simple razón de que persistía el privilegio de la riqueza y de la casta. El concepto aristocrático y literario de la educación correspondía absolutamente a un régimen y a una economía feudal. La revolución de la independencia no había liquidado en el Perú este régimen y esta economía. No podía, por ende, haber cancelado sus ideas peculiares sobre la enseñanza [2].
La caracterización de Mariátegui sobre Perú como una “economía feudal” es un concepto bastante discutible y fruto de varios debates posteriores en el marxismo; sin embargo, no hace incompatible pensar el problema educativo que, por las propias estructuras y la conformación de la casta gobernante, habilitan verlo en términos feudales. El problema de la educación, y su correspondiente atraso, tiene relación con el problema histórico de una estructura económico-social que no se va a desarrollar homogéneamente, sino de forma combinada. El modelo de enseñanza va a mantener hasta entrado el siglo XX rasgos de carácter feudal, expresados en un ingreso absolutamente restrictivo y en una educación abiertamente elitista. El desarrollo urbano de los sectores medios, su ingreso a las instituciones universitarias y “las esperanzas mesiánicas, los sentimientos revolucionarios, las pasiones místicas propias de la posguerra” [3] son para el autor la base sobre la cual emerge el movimiento estudiantil de la Reforma.
Sobre el movimiento estudiantil reformista y su heterogeneidad ideológica, Mariátegui va a plantear una inicial “influencia de la corriente wilsoniana”, en referencia a las ilusiones pacifistas en la democracia liberal, generadas por el presidente estadounidense en el desenlace de la Primera Guerra Mundial. Frente a ello, afirma los límites que en un primer momento encuentra el movimiento estudiantil:
No es solo que a través de la colaboración cada día más estrecha con los sindicatos obreros, de la experiencia del combate contra las fuerzas conservadoras y de la crítica concreta de los intereses y principios en que se apoya el orden establecido, podían alcanzar las vanguardias universitarias una definida orientación ideológica.
Posteriormente, el contacto de núcleos de estudiantes con el proletariado va a posibilitar la elevación de las acciones de los estudiantes del “plano de las inquietudes estudiantiles al de las reivindicaciones colectivas o sociales”, en tanto se entregan a la difusión de avanzadas ideas sociales y al estudio de las teorías marxistas. Este es el puntapié inicial para abrir paso al terreno práctico, con la subsiguiente fundación de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) “como una propuesta de frente único del ala izquierda de los estudiantes e intelectuales de la Reforma Universitaria y el movimiento obrero” [4].
Por su parte, Mella, va a dar una pelea programática en el Congreso Nacional de Estudiantes de 1923, donde claramente pone en discusión el devenir del movimiento estudiantil cubano y sus reivindicaciones. El congreso aprueba, a propuesta suya, la “Declaración por los derechos y deberes del estudiante”, que enfatiza la “especial responsabilidad social y moral de los estudiantes de transmitir sus conocimientos a la población trabajadora, con el objetivo de construir una nueva sociedad sin explotación ni opresión”. A su vez, plantea “la condena al imperialismo, la derogación de la Enmienda Platt, la condena a la Doctrina Monroe y al panamericanismo, el rechazo al sistema económico capitalista y la fundación de una liga latinoamericana de estudiantes”. Es decir, este plano de reivindicaciones supone una concepción antiimperialista ligada abiertamente al problema del rechazo al capitalismo como sistema social, desarrollando una concepción progresiva de qué tipo de orientación tiene que asumir el movimiento estudiantil para responder a las tareas que deja planteado el recorrido y la lucha del movimiento reformista.
En 1928, escribe “El concepto socialista de la Reforma Universitaria”, donde problematiza la cuestión de la universidad, el movimiento estudiantil y las clases sociales. La definición que hace sobre la universidad en este artículo tiene íntima relación con el problema de las instituciones educativas universitarias y la sociedad de clases. En ese marco, Mella abre la polémica con la concepción burguesa de la Reforma Universitaria, contraponiendo que
un concepto socialista de la lucha por mejorar la universidad es similar al concepto del proletariado en su acción por mejorar las condiciones de su vida y su medio (y que) cada avance no es una meta, sino un escalón, para seguir ascendiendo, o un arma más que se gana al enemigo para vencerlo en la “lucha final” [5].
El movimiento estudiantil reformista y las universidades populares
El movimiento estudiantil reformista, en muchos casos, aparece como un aliado de causas populares. Juan Carlos Portantiero, en Estudiantes y Política en América Latina, describe la intervención prerreforma del movimiento estudiantil. En Perú, se solidariza con la lucha de los trabajadores por las 8 horas; en Chile, se manifiesta junto al movimiento obrero contra la guerra fratricida con Perú. En Argentina, ya posreforma, en 1919, la Federación Universitaria cordobesa hace lo mismo con el movimiento obrero reprimido en la Semana Trágica [6].
Uno de los correlatos que va a tener el movimiento estudiantil en su acercamiento al movimiento obrero es la fundación de las universidades populares, cuestión que será de importancia para Mella y Mariátegui. Tanto en el caso de Perú –con la Universidad Popular “González Prada” (UPGP), fundada por Víctor Raúl Haya de La Torre y donde Mariátegui participa– como en el caso cubano –con la Universidad Popular “José Martí” (UPJM), de la cual Julio Antonio Mella es el fundador– se ve esta tensión sobre el problema de la orientación ideológica de las universidades y su expresión en los contenidos y su aporte.
Mariátegui parte de definir el problema educativo en la universidad como un problema relacionado a una institución desligada de la realidad social [7]. En el ciclo que dictará en la UPGP, “La crisis y el proletariado peruano”, expone que:
En esta gran crisis contemporánea el proletariado no es un espectador; es un actor. Se va a resolver en ella la suerte del proletariado mundial. De ella va a surgir, según todas las probabilidades y según todas las previsiones, la civilización proletaria, la civilización socialista, destinada a suceder a la declinante, a la decadente, a la moribunda civilización capitalista, individualista y burguesa. El proletariado necesita, ahora como nunca, saber lo que pasa en el mundo. Y no puede saberlo a través de las informaciones fragmentarias, episódicas, homeopáticas del cable cotidiano, mal traducidas y peor redactadas en la mayoría de los casos, y provenientes siempre de agencias reaccionarias, encargadas de desacreditar a los partidos, a las organizaciones y a los hombres de la Revolución y desalentar y desorientar al proletariado mundial [8].
El problema educativo universitario y su relación con la realidad social dejan de ser una cuestión meramente de modernización burguesa para pasar a convertirse en un problema teórico-práctico, que toca a la conformación del proletariado como clase dirigente. Mella señala un cuestionamiento a la universidad en su carácter de clase y no solo a partir de su atraso teórico y en la enseñanza (rasgo particular de las universidades peruanas).
En 1923, inspirado en gran medida por la experiencia de la UPGP, Mella es el fundador de la Universidad Popular José Martí. Los principios sobre los que se crea la UPJM son formulados en su documento inaugural. Allí se establece que “La Universidad Popular, de acuerdo con los principios enunciados, procurará formar en la clase obrera de Cuba y en cuantos acudan a sus aulas, una mentalidad culta, completamente nueva y revolucionaria” [9]. La UPJM será también la base de reunión y de contacto entre el movimiento estudiantil y el movimiento obrero organizado en Cuba.
El devenir político del movimiento estudiantil
En Perú, un hilo conductor traza la politización del movimiento estudiantil, que empieza en la situación política y económica internacional, atraviesa el surgimiento del movimiento obrero peruano y se cristaliza en el proceso de la Reforma Universitaria. Todos estos momentos abren paso a la fundación, primero como frente único y luego como partido político, del APRA, expresión de esa politización. Portantiero lo define como el partido de la Reforma Universitaria de Perú, en comparación con Argentina, donde la Reforma Universitaria fracasa en su “intento de politizar la misma hasta llevar su programa al nivel organizativo de un partido”. Mientras que “en el Perú será el grado de desarrollo de sus fuerzas sociales lo que nutrirá en buena parte la posibilidad de que inversamente a la reforma, a través del APRA, deviniera partido político” [10]. Sin adelantarnos diremos, sin embargo, que el APRA resultaría más bien un proyecto, una tendencia heterogénea. Juicio ratificado en la propia revista Amauta de Mariátegui, que sostiene que el APRA es un proyecto, un plan, antes que un movimiento organizado [11].
Es sobre la base de esta caracterización y de los cinco puntos programáticos de esta organización [12] que Mariátegui participa de su acción, manteniendo su autonomía en relación al propio aprismo, y lo hace como corriente generacional e inorgánica de estudiantes e intelectuales.
Meses después, se desencadena la polémica y ruptura entre Haya de la Torre y su concepción nacionalista burguesa de la revolución en contraposición con la concepción socialista de Mariátegui.
En 1927, el principal dirigente del APRA, Haya de la Torre, se define contra el comunismo y postula al APRA como un partido nacionalista con una estrategia de conciliación de clases. A partir de ello, la “vanguardia” que había surgido del movimiento obrero de 1919 y la Reforma Universitaria y había encontrado su expresión cultural en Amauta, se divide claramente en un ala nacionalista pequeñoburguesa (Haya de la Torre) y otra socialista que defiende el marxismo y la perspectiva de la revolución proletaria (Mariátegui) [13].
En relación con Cuba y la formación del Partido Comunista, la experiencia de Mella como dirigente del movimiento estudiantil reformista es una pieza clave en las huellas que dan origen a su fundación. Víctor y Lazar Jeifets detallan que:
El factor subjetivo tuvo un papel importante en ello: el líder carismático estudiantil Julio Antonio Mella reunió bajo la bandera comunista a muchos militantes de la Liga Antiimperialista, de la Universidad Popular JoséMartí, de la Federación de Estudiantes Universitarios y del grupo “Renovación”, fundado bajo su liderazgo. Más tarde, esto permitió al PCC convertirse en una organización nacional de masas y actor activo del movimiento revolucionario internacional [14].
A su vez y estrictamente sobre la formación del PCC, Portantiero también señala el claro protagonismo de la lucha por la Reforma Universitaria en Cuba y su confluencia con el movimiento obrero y la intelectualidad:
…fue la reforma universitaria el catalizador que operó la posibilidad de concretar una vanguardia política en la que confluyeron no solo un grupo de universitarios sino también los herederos de los viejos clubes marxistas ligados con el sindicalismo (…) y los voceros de un movimiento de renovación cultural… [15].
Las últimas batallas de Mella y Mariátegui
Mella es expulsado del Partido Comunista Cubano y de Cuba. Establece residencia en México. Durante sus últimos años, a la vez que es parte del Partido Comunista mexicano es colaborador de la fundación de la Oposición Comunista Cubana, a partir de las relaciones mantenidas con Sandalio Junco, un obrero panadero, dirigente fundador de la OCC [16]. En estos años y ante la polémica sobre el carácter nacionalista burgués del APRA, Mella lo combate con argumentos cercanos a la Teoría Programa de la Revolución Permanente de León Trotsky, coincidiendo que es imposible disociar el problema de la liberación nacional del problema del enfrentamiento con el imperialismo y las clases explotadoras [17]. En 1929, es asesinado [18].
Mariátegui coincide con Mella al delimitarse de la concepción de antiimperialismo defendida por Haya de la Torre. Como el cubano, no considera la lucha contra el imperialismo y el socialismo como distintas etapas [19].
Las concepciones de ambos sobre la Reforma y la educación universitaria son un legado vivo para pensar, en base a la discusión sobre el movimiento estudiantil y la reforma, la relación entre teoría y práctica, su relación con la universidad de clase y los contenidos, la alianza obrero estudiantil, y repensar la necesidad de un movimiento estudiantil político que pueda tomar las banderas de una universidad al servicio de los intereses de la clase obrera y los sectores populares.
NOTAS
- Hutzky, Christine, Julio Antonio Mella (1903- 1929), Una Biografía, Santiago de Cuba, Ed. Oriente, 2008, pp. 99-109.
- Mariátegui, José C., Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, Lima, Minerva, 2007.
- Mariátegui, José C., “Ideología y reivindicaciones”, en: Cuadernos del Pensamiento Crítico Latinoamericano, Nº 5, Buenos Aires, CLACSO, 2008.
- Dal Maso, Juan, “Mella y Mariátegui contra el Aprismo”, en Escritos Latinoamericanos, Buenos Aires, Ediciones IPS-CEIP, 2007.
- Mella, Julio A., “El concepto socialista de la reforma universitaria”, septiembre de 1928.
- Portantiero Juan C., Estudiantes y política en América Latina. El proceso de la reforma universitaria 1918-1938, Madrid, Siglo XXI, 1978, pp. 77-78.
- “La crisis universitaria, crisis de maestros y crisis de ideas”. Obras Completas. Temas de Educación. Marxists Internet Archive, 1927.
- Toledo Alcalde, José, La Universidad Popular desde José Carlos Mariátegui, 2012, alainet.org consultado 1/4/2018.
- Estatutos de la Universidad Popular José Martí, 1923.
- Portantiero, ob. cit., pp.77-78.
- “Testimonio de Mariátegui”, Revista Amauta, 28 y 29, Perú, 1930.
- Acción contra el imperialismo Yanqui, por la unidad política de América Latina, por la nacionalización de tierra e industrias, por la solidaridad con todos los pueblos y clases oprimidas del mundo.
- Dal Maso, Juan, ob. cit.
- Jeifets Víctor y Jeifets, Lazar, “El encuentro de la izquierda cubana con la Revolución rusa: el Partido Comunista y la Comintern”. En Historia Crítica 64, Colombia, abril 2017.
- Portantiero, ob. cit. p. 119.
- Ferri, Claudia, “Breve historia del trotskismo cubano”, La Izquierda Diario, 3/1/2018.
- Mella, Julio A., “¿Qué es el ARPA?”, Escritos Latinoamericanos, CEIP-IPS, 2007.
- En torno a su asesinato, quedan dudas sobre sus autores. Hutzky plantea la hipótesis sobre la dictadura de Machado, mientras Olivia Gall en La vida de Trotsky en México (2013) plantea la responsabilidad del Partido Comunista Cubano por medio de Tina Modotti, quien fuera su esposa.
- Tesis de Mariátegui presentada a la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana, Buenos Aires, Correspondencia Sudamericana, junio de 1929.
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